lunes, 19 de abril de 2010

La llegada del Teleclub

Sobre el año 65 o 66 se pusieron de moda los teleclubs. Los que tienen mi edad se acordarán. Se solicitaban en los Ayuntamientos y mandaban una televisión a las Parroquias.
Para ello había que hacer lo que hoy se llama una asociación. En mi Parroquia lo pusieron en el Casino de Sietes, un edificio costeado por los vecinos que habían emigrado a Cuba en época de mi Abuela, entre ellos un Hermano de ésta. En este mismo edificio, hoy están instalados los los ordenadores Windows 7. Después concedieron otro para Piedrafita; éste se instaló en un aula de la escuela , pues ya estaban cerradas. Compramos un tocadiscos y se hacían bailes los Domingos o Festivos cada 15 días, una vez en cada Teleclub. Una tarde se acercó mi amiga y vecina Ana y les dice a mis Padres que ella tiene que ir a Oviedo; que si yo la acompaño podemos solicitar el permiso para poder hacer los bailes. Me parece estar oyendo a mi Padre decir: “ir ir proviquines; si contáis bailar con el permiso que os den mañana vais tenelo bueno de bailar”. El Padre de Ana nos advierte igual. Fuimos pa Oviedo al Gobierno Civil y entramos. Yo era la primera vez que había visto una puerta que giraba. Llevábamos unos papeles acreditando que el Teleclub existía y nos mandaron de una oficina pa otra. Nos hicieron un montón de preguntas y nos dicen que volvamos a las 12 pues en aquel momento no está el encargado de esta gestión. Volvimos a la hora marcada y nos volvieron a preguntar. Nos advirtieron que no hubiese peleas, que nos pusiésemos de acuerdo con la Guardia Civil y que antes de las 12 el local tenía que estar cerrado. Las dos contestamos a dúo: “ si claro, si allí a las 11 estamos todos en casa”. Total que nos dieron el permiso y cuando volvimos a casa no nos creían.
Lo cierto es que unas veces con tocadiscos otras con acordeón lo pasábamos muy bien. En unos de estos bailes, fue donde yo conozco a mi marido.

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